FERNANDO ALONSO. REFLEXIONES DE UN EMPRENDEDOR (1)

Introducción

El pasado 22 de septiembre y dentro de las actividades del CLINIC 2012 para emprendedores, el presidente del Grupo ISASTUR, Fernando Alonso Cuervo, presentó una ponencia en la que repasó aspectos generales sobre el concepto de emprendedor y su papel en la coyuntura actual. También analizó la imagen social del empresario, hizo un recorrido por su propia trayectoria como emprendedor y dejó algunas recomendaciones a quienes se planteen esta salida profesional. En varias entregas resumiremos la intervención de Fernando Alonso Cuervo para incluirla en el blog del Grupo ISASTUR. Todos los textos que se incluyen en los resúmenes han sido extraídos de la ponencia con escasos retoques para adaptar el estilo de ponencia hablada al soporte escrito. Los destacados en negrita son del editor.

El concepto.

La palabra emprendedor deriva del castellano emprender, que a su vez proviene del latín prendere, que significa coger o tomar. Originalmente se aplicaba a lo que ahora llamaríamos  aventureros, principalmente militares. Inicialmente se decía de la persona que emprende quien se determina a hacer y ejecutar, con resolución y empeño, alguna operación considerable y ardua.

Luego su sentido evolucionó hacia connotaciones más comerciales y su significado se amplió con el añadido de la voluntad o capacidad de enfrentar la incertidumbre, teniendo presente que el resultado de toda actividad es incierto, implica un riesgo, y alguien tiene que asumirlo con la esperanza de recompensa en el futuro.

La palabra emprender, actualmente, se define como acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro. Y la palabra emprendedor define a la persona que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas.

En esa escueta definición está implícito que el emprendedor es quien se mete en algunas dificultades por voluntad propia. Y también que esas aventuras que emprende son azarosas, es decir, que son actividades cuyo resultado final está sometido a incertidumbre, riesgo, peligro, etc. La vocación de emprender podría definirse entonces como la tendencia que alguien tiene a iniciar acciones que conllevan incertidumbre y riesgo, con la esperanza de obtener a cambio una recompensa futura. Esa recompensa puede ser de diversa índole: estatus, dinero, poder, satisfacción pura, etc.

Discos, libros, cohetes y un bajocubierta. Treinta años de proyectos

En el año 82, empecé a trabajar en Isastur. Y en realidad continué trabajando en Isastur desde entonces, y paralelamente hice algunas otras cosas. Cuando empecé en Isastur, una de las primeras tareas de las que me ocupé fue poner en marcha un sistema de gestión de costes de obras. Con la ayuda de Javier Lombardía y Carlos Menéndez, desarrollamos nuestro primer sistema de gestión y funcionó.

Hacia el 84, con uno de mis cuñados, me introduje en el negocio de los videoclubs, que es el paradigma de los negocios en los que uno no debe meterse, porque no tienen grandes barreras de entrada, y no existe la posibilidad de diferenciación, cosa que yo entonces no sabía. Pusimos en marcha el negocio y duró aproximadamente 6 años. Después de algunos avatares nos retiramos de esa contienda sin mucho dinero ahorrado, pero sin deudas.

En el año 86 mi primo, Pablo Llanos y su socio Ángel Heredia, constituyeron Taller Gráfico. Era un estudio de diseño gráfico. Y se les daba bien. Yo había estado dándoles algunos consejos acerca del control de costes de sus trabajos, y me ofrecieron una parte de la sociedad para realizar la inversión sin recurrir a los bancos. En el año 88 creamos una productora de discos: Producciones el Cohete. Lo pasamos muy bien en el intento. Produjimos “El segundo de Los Locos”, y también “Póker” de Lucas y los Patosos. Después de ese intento los mismos socios y alguno más iniciamos en 1990 Ediciones el Cohete. Todavía sigue viva aunque no muy activa

Después de esos escarceos, y de haber tenido algún éxito, algún medio éxito medio fracaso, y algún fracaso, decidí que para controlar bien un negocio es mejor trabajar en él. Así que a sin dejar Isastur quise probarme y demostrar que tenía más méritos que no se debían a que mi padre fuera uno de los fundadores de la empresa. En el año 92 constituí una empresa que se llamaba Aplicaciones de Control y Automatización y conmigo se fueron Javier Lombardía y Carlos Menéndez. Los tres años siguientes fueron enormemente difíciles. Hubo una crisis importante y  una guerra en Yugoslavia. Fueron tiempos duros, pero lo cierto es que lo que había era una crisis generalizada. Durante esos años yo creía que lo que pasaba es que los comienzos de las empresas son difíciles. La oficina la teníamos en el bajo cubierta de mi casa, y cuando recibíamos un pedido íbamos a celebrarlo tomando unas sidras y tortilla de patata en El Pilu. Me acuerdo que comprábamos las cosas que necesitábamos para trabajar con un sentimiento distinto. Una impresora como si fuese una tele para casa, ropa de trabajo como el que compra un traje de Hugo Boss. En fin, que fueron tres años en los que había que hacer muchas economías, pero lo pasábamos muy bien y trabajábamos muy a gusto.

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